Parece que en Rusia no les ha entrado la locura y el pánico por comprar papel higiénico, sino que el panic buying se ha representado en la compra de drogas a máxima velocidad. El miedo a que Rusia se quede sin drogas ha sido realmente intenso.
Pero no solo hablamos de drogas, sino también de medicinas. Y eso sí que tiene sentido. Las farmacias de todo el país están intentando proporcionar a sus clientes abastecimiento suficiente de las medicinas que necesiten, así como de los fármacos más vitales para cubrir incidencias y enfermedades habituales.
Las sanciones y la situación general del país, pone a Moscú en una seria situación en la que sus ciudadanos están preocupados por lo que les vaya a ocurrir en los próximos meses. En pocas horas hay medicinas que se han agotado rápidamente, y el problema es que algunos de estos fármacos son fundamentales para que las personas enfermas puedan continuar viviendo sin problemas de salud.
Al mismo tiempo que las medicinas se han comenzado a agotar, también parece que se han comenzado a producir incidentes con el abastecimiento de drogas ilegales. En las calles los traficantes aprovechan el pánico que están teniendo algunos de sus clientes, que temen que vayan a quedarse sin drogas recreativas en las próximas semanas. Eso está derivando en que no solo se venda más, sino que, además, se venda más caro.
El mercado negro ruso posiblemente se aprovechará de esta situación para hacer caja, pero también se espera que acaben sufriendo problemas de stock. Será en ese momento cuando los consumidores tendrán que comenzar a preocuparse y a tener cuidado, puesto que ahí es cuando comienzan a venderse drogas de baja calidad o con riesgos inmediatos para la vida.
La situación no es nada buena y Rusia va a tener que salir adelante o demostrarle a su gobierno que sus decisiones no son las más acertadas.