Una investigación reciente ha indicado que el consumo de alcohol y de tabaco suele ser el paso previo a dar el salto hacia el consumo de marihuana. Si bien no significa que todo el mundo que beba o fume vaya a tener que terminar fumando marihuana, sí que existen estadísticas sólidas que muestran que hay una relación entre ambos consumos. Desgraciadamente, el camino suele implicar que, después de la marihuana, es común probar otras drogas.
Lo que resulta más curioso es que dicen los expertos que la relación entre estas sustancias es bidireccional. Es decir, si una persona fuma marihuana, es muy posible que luego termine fumando tabaco si no lo hacía con anterioridad. Y el consumo de opio suele derivar en que aumenten las posibilidades de tener una adicción al alcohol.
Por lo tanto, se comprueba que hay una dirección directa entre el consumo de todas estas sustancias. Los estudios están aportando pruebas tangibles de la forma en la que el consumo de alcohol, drogas o tabaco se encuentra de la mano en todos los casos.
Lo que se intenta demostrar es cómo el riesgo derivado de una droga acaba activando las posibilidades de aumentar el consumo de otras. En este mismo sentido, los expertos lo que intentan demostrar es los riesgos a los que se expone la sociedad no solo por permitir el consumo y venta de alcohol de una manera libre, sino también de permitir la venta de marihuana de una forma libre.
En los últimos tiempos la marihuana está recibiendo la aprobación en distintos lugares del mundo y se cree que cada vez más podría recibir más soporte por parte de los gobiernos. Eso, según los especialistas, podría activar el consumo de otras drogas no legales y crear una mayor cantidad de adictos. No parece algo que vaya a dar unos buenos resultados.