Las autoridades se debaten sobre la posibilidad de disponer de ubicaciones seguras en las ciudades donde las personas que tengan adicción a sustancias ilegales puedan consumirlas bajo supervisión. En Norte América debaten si deberían o no impulsar la presencia de estos centros en las calles. ¿Qué opinas?

La idea puede tener sentido. Lo que buscan quienes fomentan la apertura de estos centros es que los adictos a las drogas que no han conseguido abandonarlas, al menos, tengan un lugar donde las puedan consumir de forma segura sin exponerse a fallecer.
El objetivo es reducir las muertes por sobredosis que ocurren de manera tan habitual y que, con supervisión, se podrían estar evitando. Así, las personas que consumen heroína u otras drogas podrían tener un lugar donde hacerlo sabiendo que las inyecciones no acabarían con su vida.

Pero, por supuesto, esto no es algo que guste a todo el mundo. Una gran parte de la sociedad se opone a que existan estas casas o centros de adicción a las drogas debido a que lo que hacen es evitar la búsqueda de una solución. Quienes defienden la importancia de acabar con ellas argumentan que se deberían concentrar todos los esfuerzos en ayudar a los adictos a alcanzar el objetivo de dejar las drogas.

No obstante, a nadie se le escapa que lograr este objetivo, aunque sí es cierto que debería ser la prioridad, no es algo que resulte fácil. Y sí es verdad que se producen muchas muertes por sobredosis, muchas que se podrían evitar. Pero quizá un punto medio entre ambos tipos de plan podría llegar a ser la mejor opción. Es decir, supervisar las adicciones y el consumo que realizan, pero en paralelo intentar llevar a cabo procesos de desintoxicación que hagan que esas personas puedan abandonar la dependencia que tienen.

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