Todo el mundo sabe que el consumo de alcohol durante el embarazo puede ser un riesgo grave. Y lo mismo ocurre con el tabaco. Por lo tanto, suponemos que imagináis que el consumo de otras drogas puede llegar a ser incluso más peligroso tanto para el bebé como para la madre. Por desgracia, hay muchas mujeres que durante el embarazo no pueden abandonar el hábito de su adicción al cannabis. ¿Cuáles son las consecuencias y efectos a los que se arriesgan?
Que fumemos marihuana durante el embarazo es malísimo, pero que después de dar a luz le demos al bebé leche materna que proceda de nuestro cuerpo todavía es peor. El motivo de ello se encuentra en que la marihuana se introduce en la barrera de la placenta y se llega a depositar en la leche materna. Eso significa que si le diéramos la leche al bebé estaríamos transmitiéndole la droga.
Más allá de esto, por supuesto, la marihuana también afecta al desarrollo del embarazo. Lo que podemos provocar es que el bebé llegue a nacer con un peso por debajo de la media y que además pueda ser prematuro. También le exponemos a que sufra problemas obstétricos y que llegue a nacer con inmadurez fetal.
Poco después de nacer el bebé podría estar más irritado de lo habitual, tener problemas para dormir y no responder a los estímulos que reciba por parte de su familia y de los doctores del hospital. Esto lo que representaría es que el bebé estaría pasando la fase de abstinencia con la que se encuentran las personas a las que se les quita la< droga que están habituadas a consumir.
También podría hacer que tuvieran problemas cognitivo-mentales y que rindieran por debajo de los demás niños. Podrían ser hiperactivos y tener trastornos de atención, además de un retraso en su capacidad para memorizar y aprender.