Imagina que vas a un restaurante de perritos calientes y que te encuentras, cuando te lo estás comiendo, que hay cocaína dentro. ¡Qué horror! Lo peor de todo es que esto no es el argumento de una película, sino que se trata de algo que ha ocurrido de verdad.
Ha pasado en un restaurante Sonic de Nuevo México, en Estados Unidos, donde uno de los empleados del comercio perdió una bolsita de cocaína que, para su desgracia, acabó en la comida de una cliente. No se sabe cómo pudo ocurrir, pero la policía de Espanola sí que llegó a seguir el rastro de lo ocurrido hasta dar con el culpable, un hombre de 54 años.
La mujer llamó a la policía porque en el momento en el que dio el primer mordisco al perrito caliente, notó que había un plástico. Menciona en su declaración que sintió, en el momento en el que dio el mordisco, que parte de la droga se introducía en su boca. De todas formas, no parece que sufriera ninguna consecuencia a lamentar ni que el incidente pasara a mayores.
Aun así, como era de suponer, la policía continuó investigando hasta llegar al origen de la droga. Revisando las cámaras de vigilancia del establecimiento llegaron a ver cómo el detenido estaba haciendo un trapicheo con una de las empleadas que también trabajan en el local. Después de la operación es cuando se comienza a comportar de forma extraña, como si hubiera perdido algo. Pero, en paralelo, también se encontraba preparando la comida de la clienta que se encontró la droga.
La policía no tuvo que hacer mucho trabajo para sumar 2 + 2 y ver claramente que el detenido era el responsable de la posesión de las drogas. Se desconoce, eso sí, si se le han llegado a imputar otros delitos por la operación que parecía estar realizando con su compañera de trabajo.